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¡Ricuras! Hoy os traigo dos exfoliantes faciales, a cual más sencillo, pero ¡igual de efectivos!
Espero que os gusten :)

Como habéis visto  al principio, el primer exfoliante es a base de fresas, está indicado, sobre todo, para pieles sensibles, pero os animo a probarlo ¡a tod@s!
Necesitáis: Dos o tres fresas y una cucharadita de miel.
Cortad las fresas en pequeños trozos y machacadlas con ayuda de un mortero o un tenedor, mezclad con la miel hasta conseguir una pasta. Aplicad con movimientos circulares sobre la piel para arrastrar la suciedad que se deposita en nuestro rostro. Aclarad con agua fría.
Las pepitas de las fresas eliminarán las impurezas, mientras que la miel aportará hidratación y suavidad.
Si no tenéis la piel seca o sensible, podéis añadir una cucharadita de azúcar blanco a la mezcla, ayudará a las pepitas de fresa a retirar las células muertas que restan luminosidad a la piel.
Para el segundo exfoliante necesitáis: Dos cucharadas de almendras molidas o cuatro nueces molidas. Podéis machacarlas igualmente con el mortero o con una picadora. Mezcladlas con una cucharada de miel y aplicad sobre el rostro limpio de la misma forma que con el exfoliante de fresas.
Si tenéis la piel mixta o grasa, podéis añadir una cucharada de zumo de limón para aportar más luminosidad a la piel.
Es recomendable exfoliarse la piel una vez a la semana.
¡Espero que los pongáis en práctica y me contéis! :)